En el mundo que vivimos, es fácil dejarnos llevar por las comodidades de la vida moderna y olvidar que, en principio, somos animales. A medida que avanzamos hacia un futuro cada vez más tecnológico (recordando a los animales cuando sentimos esa extraña atracción por los videos de gatos en internet), es importante recordar nuestra esencia más primitiva y reconectar esa pauta instintiva que nos permite mantener nuestros sentidos alerta ante oportunidades y desafíos.

La conexión con nuestra naturaleza salvaje puede ser una experiencia reveladora. El instinto es una respuesta innata y automática a estímulos específicos que nos guía en la toma de decisiones y en la supervivencia en situaciones diversas. Aunque a menudo pasamos por alto esta poderosa herramienta en nuestra vida cotidiana, los animales nos recuerdan constantemente la importancia de estar conectados con esta fuerza intrínseca que nos empuja a elegir aquello que está ligado a una mayor supervivencia o bienestar.

El instinto animal te recuerda tu esencia salvaje
Imagen de PIRO en Pixabay

Una de las características fundamentales del instinto es su capacidad de guiarnos hacia acciones beneficiosas para nuestra supervivencia y bienestar. Los animales dependen en gran medida de su instinto para encontrar alimento, refugio, compañía y protección. Observar a los animales en su entorno natural nos muestra cómo confían en sus impulsos y en su intuición para tomar decisiones vitales.

Otra característica clave del instinto es su capacidad para actuar rápidamente en situaciones de peligro o necesidad. Los animales a menudo actúan de manera instintiva y sin dudar cuando se enfrentan a amenazas o cuando necesitan satisfacer sus necesidades básicas. Esto nos recuerda que el instinto es una herramienta valiosa para reaccionar en el momento adecuado y tomar decisiones rápidas cuando es necesario.

Los animales nos inspiran a reconectar con nuestro propio instinto en la vida cotidiana. Aunque nuestra sociedad moderna a menudo valora la lógica y el razonamiento sobre la intuición y el instinto, estos últimos siguen siendo aspectos esenciales de nuestra naturaleza humana. Al prestar atención a nuestras sensaciones y corazonadas, podemos tomar decisiones más informadas y alineadas con nuestras necesidades más profundas.

Los Perros: Nuestros amigos y aliados para enseñarnos sobre el instinto

Por ejemplo, Los perros, nuestros fieles compañeros, son maestros en el arte de guiarse por su instinto. Su agudo sentido del olfato, la audición y la intuición les permiten encontrar personas y recursos a distancias sorprendentes. Esta habilidad innata de los perros puede servir de inspiración para los seres humanos, especialmente aquellos que viven en comunidades indígenas que han honrado y utilizado estas mismas capacidades durante siglos.

Uno de los aspectos más destacados de los perros es su agudo sentido del olfato. Pueden detectar olores imperceptibles para nosotros a largas distancias, lo que les permite rastrear personas desaparecidas o identificar recursos esenciales, como agua o alimento. Esta capacidad nos recuerda la importancia de estar atentos a lo que percibimos en el aire y los olores que se nos transmiten junto con las primeras sensaciones que percibimos (Y no solo se trata de oler la comida del restaurante, sino de captar el ambiente de otra manera. Es bien conocido que en comunidades indígenas, el enfoque en los sentidos y la observación de la naturaleza es esencial para la supervivencia, ya que les ayuda a encontrar pistas y caminos en la vastedad de su entorno.

Los perros, además de su sobresaliente sentido del olfato, cuentan con una audición excepcional que les permite detectar sonidos distantes o incluso inaudibles para nosotros. Esto les confiere una ventaja significativa en la búsqueda de personas o animales a lo lejos. En las comunidades indígenas, la atención a los sonidos naturales, como el viento o el flujo de un río, desempeña un papel esencial en la orientación y la localización de recursos. En contraste, muchas veces, quienes vivimos en grandes ciudades hemos perdido por completo esta habilidad, centrándonos únicamente en los sonidos de nuestros dispositivos móviles y sus notificaciones.

Los reptiles, otros grandes maestros del instinto

Los reptiles, a pesar de su apariencia a veces rechazada por los seres humanos, pueden servir como una inspiración notable cuando se trata de guiarse por el instinto y adaptarse al entorno. Estos animales son ectotermos, lo que significa que su temperatura corporal aumenta o disminuye según la temperatura del ambiente que les rodea (otro ejemplo de las inspiraciones que puedes encontrar en los Sincronario Animales). Aunque esto puede parecer extraño en comparación con los mamíferos, como nosotros, que somos endotermos y mantenemos una temperatura corporal constante, hay una valiosa lección que los reptiles nos enseñan.

Los reptiles nos recuerdan la importancia de elegir ambientes que sean favorables para regular nuestro metabolismo y mantenernos en equilibrio. A menudo, los seres humanos subestimamos el impacto que nuestro entorno tiene en nuestra energía y bienestar. Pero, al igual que los reptiles, debemos ser conscientes de cómo nuestro entorno puede recargar o disminuir nuestra fuerza vital.

Imagina la sensación que experimentamos al salir de un lugar agobiante y caluroso hacia un ambiente fresco y revitalizante. Esto refleja cómo un cambio de entorno puede afectar significativamente nuestro estado físico y metabólico. Los reptiles, que dependen directamente de la temperatura del entorno, nos enseñan que debemos prestar atención a cómo nos sentimos en diferentes lugares y situaciones. Si salimos de un sitio, sintiéndonos exhaustos, y entramos a otro donde percibimos que nos llenamos de energía, es una señal de que debemos ser más selectivos y seguir nuestro instinto para elegir ambientes que nos beneficien.

Aunque los seres humanos no dependemos directamente de la temperatura del ambiente, como los reptiles, aún estamos conectados con nuestro entorno de formas profundas. Nuestra elección de lugares y situaciones puede tener un impacto significativo en nuestro bienestar. Así que, al igual que los reptiles, debemos escuchar a nuestro instinto y buscar entornos que nos permitan regular nuestro propio «metabolismo» emocional y energético.

Además de estas observaciones previas, también podemos conectarnos con nuestro instinto animal a través de actividades más prácticas. Por ejemplo, practicar deportes al aire libre nos permite liberar nuestra energía acumulada y canalizarla de manera saludable. Correr, nadar o escalar son actividades que nos ponen en contacto directo con nuestra fuerza física y nos conectan con nuestro cuerpo de una manera que estamos más alerta al entorno y sus cambios.

Así que, la próxima vez que sientas ese impulso visceral, esa sensación en todo tu cuerpo, no lo reprimas. Abraza tu instinto animal y síguelo. Reconoce que, a pesar de todos los avances y logros de nuestra sociedad, nuestra esencia sigue siendo salvaje. Conectar con nuestra naturaleza animal nos reconecta con la vasta red de vida que nos rodea. Deja que tu instinto te dirija y experimenta la libertad de ser un ser salvaje en este mundo moderno.

Para finalizar, te dejo con esta cita que puede ayudarte a seguir DESPERTANDO TU ANIMALIDAD

“Las grandes decisiones de la vida humana tienen como regla general mucho más que ver con los instintos y otros misteriosos factores inconscientes que con la voluntad consciente y bien el sentido de razonabilidad.”

Carl Gustav Jung

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